Si antes se ofrecían muñecas, carteras y vinchas, hoy las tejedoras han variado su catálogo y han añadido cojines, caminos y mascarillas llenas de vívidos colores. “Estos nuevos diseños han llamado la atención de varios compradores a través de las redes sociales y ya estamos trabajando con algunos pedidos que se nos han encomendado”, dice Rita Suaña, presidenta de la Asociación de mujeres emprendedoras Flor del lago. Junto a otras 60 mujeres, Suaña asegura que todas buscan emprender negocios que les garantice independencia económica para así no verse sometidas ante el machismo y violencia que todavía impera en muchísimos hogares de la región.
Hasta el momento, ninguna isla ha reportado algún infectado por coronavirus. “Hemos sido hijos obedientes antes las medidas de seguridad”, asegura Suaña y agrega que a pesar de no haber recibido algún bono y haber subsistido de lo que el lago les ofrece, ninguna tejedora ha perdido los ánimos por seguir produciendo. “Es verdad que estamos viviendo una situación preocupante, pero queremos ocupar nuestras mentes, innovar y seguir capacitándonos”, señala.
Durante estos días, cada uno se ha dedicado a producir con los materiales que habían adquirido antes del inicio de la cuarentena, pero a medida que los pedidos aumentan algunas tejedoras han empezado a quedarse sin sus principales herramientas de trabajo. Entre ellas han estado compartiendo para cumplir con los productos solicitados, pero ahora piden ayuda a las autoridades y organizaciones interesadas en su trabajo. “Hemos acatado las medidas del Estado y por ello no hay ningún infectado en nuestra isla. Ahora necesitamos apoyo porque no hay turistas que lleguen a nuestros hogares. No somos peces ni plantas, somos una comunidad que peligra con desaparecer”, comenta Rita Suaña en representación de sus colegas.
Los ánimos por seguir produciendo no han desaparecido. Cada tejedora cumple con los pedidos y juntas coordinan el envío de su trabajo a distintos puntos del país. A través de sus cuentas en Facebook e Instagram han venido sumando seguidores y, cómo no, compradores que día a día las alientan para no detenerse y seguir produciendo en comunidad.